Protagonista Ana Lambarri Tellaeche
La lucha de una joven que decide priorizar su felicidad a la de los demás protagoniza la historia de la ópera prima de Ana Lambarri Tellaeche
Jesús Zotano
Primera película y directa a la competición del Festival de Málaga. ¿Cómo afronta el estreno de hoy?
Con bastante calma, la verdad. Me pasa que, cuando no sé qué esperar, voy como muy calmada a las cosas. Tengo muchas ganas, me apetece muchísimo. Para la película es algo fundamental haber entrado en el Festival y tener esta oportunidad. Estoy muy entusiasmada con lo que nos puede traer de bueno para la película.
En la Sección Oficial a Concurso de este año, más de la mitad (13 de 22) sois directoras...
Esto empieza a ser una pauta. En general, ya tenemos un acceso similar a la producción de cine, aunque no todavía a nivel de presupuesto y demás…, pero bueno: creo que esta va a ser la pauta. Porque hay muchísimas mujeres haciendo un cine súper interesante y me parece muy bien que estemos tan igualados, y que haya propuestas de historias tan distintas en el cine español.
Ha escrito y dirigido una historia “sobre una mujer buscando su sitio, aprendiendo a ser egoísta”. ¿Qué nos quieres transmitir con esta historia?
Hablo un poco de eso. Hablo precisamente del egoísmo femenino, algo que nos cuesta muchas veces llegar a ejercer por el sentimiento de culpa y por cómo hemos sido educadas generación tras generación. Por ello tenemos mucha predisposición a dejar nuestras cosas en un segundo lugar en favor de las necesidades de los demás. La película gira en torno a qué ocurre si te dan una segunda oportunidad en algo que para ti es importante, pero para tu entorno no resulta el momento adecuado. Hay unas expectativas de tus familiares y amigos que no se van a cumplir porque estás poniéndote a ti como prioridad. Y la historia cuenta qué le ocurre al personaje de Laura (Susana Abaitua). Y sí, el egoísmo está muy, muy presente. Nos han dicho que es una cosa muy mala, pero, en realidad, es una lucha muy importante para las mujeres poder decir que no, priorizarse a una misma y no poner a otras personas en primer lugar cuando no corresponde.
Solemos pagar un precio cuando nos priorizamos a nosotros mismos, aunque todo el mundo, el entorno, siempre suele decirte: “Oye, lo primero es que tú estés bien”. ¿No resulta contradictoria esta situación? ¿Es todo hipocresía?
Es muy contradictorio porque, en realidad, sobre todo a nivel familiar, no suele ser así. Estamos todos muy acostumbrados a decir las cosas que tenemos que decir, pero luego todos conocemos, o hemos vivido, historias de familias que se enfadan, de hermanos que no se hablan…, conflictos de este tipo que surgen porque hay alguien que no quiere seguir dando tanto o quiere recuperar su vida.
Retratar a personas que no han encontrado su sitio es un asunto que también está muy presente en sus cortometrajes.
Sí, la película habla sobre la incertidumbre. En general, toda la gente que tengo alrededor, sin importar su edad, tiene esa incertidumbre de no saber si lo están haciendo bien o mal. O si lo que están planteándose ahora les funcionará dentro de diez años. Algo que me gustó mucho tras algunos screenings que hemos realizado, es que cada persona que pudo verla, todos pertenecientes a muy diferentes universos y con edades muy distintas, conectó con un aspecto de la historia: ya sea con la relación entre las hermanas o con la relación familiar, con la enfermedad del padre… Tengo un par de amigos, chicos e informáticos, que engancharon mucho con toda la deriva de la protagonista en el trabajo. Creo que hemos conseguido hacer de algo pequeño una historia universal. Además, tanto en mis cortos como en la película, también hablo de la incomunicación: personajes que no saben comunicarse con las personas que tiene a su alrededor. Muchas veces no somos capaces de decir lo que pensamos, ya sea por no herir al otro o por no entrar en conflicto. Y eso genera una distancia entre las personas que hace que no nos entendamos.
¿Cómo fue el proceso de elección del reparto, encabezado por Susana Abaitua?
Quería estar tranquila con la gente con la que trabajaba, por eso son todos actores y actrices con carreras consolidadas. Y luego, necesitaba personas con unas naturalidades muy extremas, que se acercaran a los personajes casi desde lo personal. Con Susana fue muy fácil trabajar desde la primera reunión. Creo que ha dibujado un personaje muy interesante. Es una de las partes de las que estoy más orgullosa de la película: que enganchas con la protagonista y vas hacia el final con ella. Y eso es gracias al trabajo de Susana.
¿Para una cineasta novel, qué resulta lo más complicado a la hora de levantar una película?
La producción ejecutiva: conseguir a personas que crean en el proyecto como si fuese de ellos mismos; que lo entiendan exactamente como lo entiendes tú; que lo respeten de la misma manera y que después sean capaces de conseguir la financiación para sacar adelante la película. Creo que en este punto es donde la brecha entre directores y directoras es más grande. A nosotras nos cuesta mucho llegar a presupuestos que nos permitan contar las historias que queremos. Tenemos que ajustarnos muchísimo.
‘Todo lo que no sé’
Laura, a sus 35 años, lleva una vida monótona: ayuda a su padre enfermo, trabaja en una tienda, comparte piso y pasa tiempo con su medio novio. Esta calma extraña se ve alterada cuando un compañero del pasado le propone retomar un antiguo proyecto en el sector tecnológico. Acepta para intentar conseguir el éxito. En este camino para recuperar una parte de ella que creía perdida, toma una serie de decisiones que tambalean su entorno, enfrentándose al precio a pagar por priorizarse a sí misma.
MIÉRCOLES 19 TEATRO CERVANTES 22.30 HORAS