Protagonista Belén Funes
Belén Funes entra en Sección Oficial con un retrato sobre la herencia emocional de la migración que ahonda sus raíces en Andalucía
TAMARA HARILLO
¿Qué nos cuenta en ‘Los tortuga? ¿A qué hace referencia el título?
Es un título que elegimos porque es un término que forma parte más de la tradición oral que de la escrita, no ha sido documentado en libros. Era el nombre con el que se conocía a la gente que se iba de los pueblos en Andalucía, que abandonaban sus hogares y se trasladaban a los cinturones metropolitanos de grandes ciudades como Barcelona. En los años 70, 80 e incluso 90, hubo una gran migración de andaluces a esta ciudad, y el término hace referencia a esa gente que se iba con todo lo que tenía a cuestas y dejaba atrás su pueblo natal.
En esta película vuelve a poner el foco en las relaciones familiares. ¿Por qué decide enforcar de nuevo su trabajo en este asunto?
Sigue siendo una historia familiar, pero tiene un prisma distinto. Para mí, el universo familiar es el más fértil y es del que más ganas me da de hablar. Me interesa porque las familias son como mini democracias dentro del salón de una casa, donde todos tienen que ponerse de acuerdo y donde los pactos no siempre son posibles. Además, mi tradición de lecturas también tiene mucho que ver con el retrato de la familia. En esta historia me interesaba hablar de una madre y una hija en proceso de duelo, pero que no están solas, sino rodeadas de una familia que las abraza. La película muestra que el amor es fundamental, pero que también atraviesa momentos muy complicados.
Si el duelo es un tema importante en la película, el exilio, tanto físico como emocional, también lo es. ¿Cómo se acerca a este proceso tan personal?
El exilio suele es sinónimo de desarraigo. Cuando alguien emigra, muchas veces sabe que nunca podrá regresar, porque el lugar que dejó atrás ya no será el mismo. La gente cambia, el entorno cambia y la película trata también sobre esa memoria y ese olvido. Además, cuando la gente llega a una ciudad nueva, al principio todo es excitación y ganas, pero con el tiempo se asienta un sentimiento de desarraigo. Barcelona, por ejemplo, ha cambiado mucho desde que recibió a los primeros migrantes andaluces. Entonces esa manera de echar de menos tu tierra, ese vacío y ese desarraigo creo que ilustran muy bien los sentimientos universales que transmite esta película.
Además aborda temas, como la marginalidad, que están muy de actualidad. La realidad siempre es la mejor materia prima, ¿no?
A mí me interesa nutrirme de ella para hacer cine, pero no toda la realidad sirve para la ficción. Me interesa hacer un tipo de cine que pueda ser entendido también como una especie de libro de historia sobre este país, para entender qué tipo de sociedad hemos sido y cómo hemos evolucionado. Están pasando muchas cosas y me gusta que mis películas puedan recoger todo eso.
Ha trabajado nuevamente en el guion con Marçal Cebrian. ¿Qué tal esta escritura conjunta?
Ha sido un proceso largo y costoso. Ha habido momentos muy duros, pero también hemos podido revertir esas dificultades porque nos conocemos bien. Además, Marçal es mi pareja y llevamos mucho tiempo juntos, lo que facilita el trabajo. Aunque ha sido una película difícil de escribir, porque hemos reestructurado la historia muchas veces. Decidir qué personajes incluir y cómo contar la historia de la madre y la hija fue un reto. Escribir un guion siempre lleva tiempo, y por eso es tan importante el apoyo a los guionistas.
Suele decirse que la segunda o tercera película cuesta más que la primera. ¿Lo ha notado?
No sé si cuesta más, pero sí hay más expectativas y presión. Los reconocimientos previos te dan más posibilidades de financiación, claro está, pero también te pueden hacer sentir peor por toda la responsabilidad que conlleva. Yo sí he notado esa evolución desde mi ópera prima.
Hablemos del trabajo de las actrices que soportan el peso de la trama. ¿Cómo ha conseguido tanta química delante de la cámara?
Me alegra que lo preguntes porque es algo de lo que no se habla mucho. Cuando dos actrices funcionan en pantalla, no es solo cuestión de talento, sino de tiempo y recursos invertidos. Un buen casting es importante, pero si no se acompaña de ensayos, reuniones y trabajo previo, no sirve de nada. Necesitas el compromiso de las actrices pero también el apoyo de los productores para que esto sea posible. La química que se ve delante de la cámara es el resultado de ese esfuerzo. Donde se ponen los recursos, ahí brilla la película. No es solo trabajo de dirección, sino una decisión colectiva sobre dónde invertir el dinero.
Participa en el concurso con ‘Los tortuga’, que es su segundo largo, tras su debut con ‘La hija de un ladrón’. ¿Qué sensaciones le produce estrenar en este Festival?
Me hace mucha ilusión vincularme de nuevo con Málaga, porque aquí apostaron por mi primer cortometraje ‘Sara a la fuga’, que se llevó biznaga, y también por estrenar en Andalucía, ya que esta película es mitad andaluza, como yo, que mi padre es de Jaén. Creo que este Festival es un lugar para venir a celebrar. Además, voy a estar rodeada de amigos que también están estrenando en esta edición, me voy a sentir muy acompañada. Para mí, con esto, ya es suficiente.
'Los tortuga'
Anabel, de18 años, vive con su madre Delia, una taxista chilena que emigró a Collblanc hace veinte años. Ambas intentan reponerse a la muerte de Julián, su padre. Con esfuerzo y sacrificio, Anabel logró entrar en la carrera de Comunicación Audiovisual en Barcelona, superando una exigente nota de corte. Pero toda su vida está a punto de tambalearse. Una carta de la inmobiliaria está en camino, con un aviso de que deben abandonar el hogar en el que siempre han vivido, ya que el edificio ha sido vendido a un fondo buitre. Y ahora, madre e hija deberán enfrentarse a una nueva incertidumbre. DOMINGO 16 TEATRO CERVANTES 22:30 HORAS