Protagonista Yolanda Centeno
Alexandra Jiménez y Juan Diego Botto protagonizan la ópera prima de Yolanda Centeno, una historia sobre las familias reconstituidas
Jesús Zotano
‘Tras el verano’ parte del cortometraje ‘Imposible decirte adiós’. ¿De dónde nace la idea de esta historia?
Esta historia me viene de la experiencia de conocer a mi chico, que estaba separado y tenía dos hijos. Así, entré a formar parte de una familia reconstituida con un niño de cuatro años y una niña de nueve años. Con ambos me llevé muy bien, pero encajé de manera especial con el niño, que era muy pequeñito y tenía esa fragilidad, aunque también por su personalidad. Una noche, mientras le leía un cuento, me preguntó qué pasaría entre él y yo si su padre y yo lo dejábamos. Sentí que si eso ocurría y desaparecía de su vida le iba a hacer daño. Quería contar eso en la película y también cómo funciona una familia reconstituida.
Lo cierto es que sabemos muy poco de lo que ocurre en las familias reconstituidas.
Es algo que no se trata en ningún lado, en ninguna película. La figura del padrastro y la madrastra resulta un tema delicado. Se ven como alguien que viene a ayudar y ya está. Las dinámicas de estas familias no suelen durar más de cinco años, porque es asfixiante estar en una familia en la que nunca te sientes parte porque ya existe una madre. Hemos heredado muchos prejuicios sobre la figura de la madrastra y el desgaste es como una gota malaya: no es algo grande, pero va calando y calando.
La película refleja el sufrimiento tanto de los niños como de los adultos…
Sí, totalmente. Quería que la película reflejase todo. Me parece difícil para el padre de esta historia, papel que hace Juan Diego Botto, que actúa un poco por despecho y no se siente obligado a sacar tiempo para que su hijo vea a la que hasta ahora había sido su pareja. También para una madre es complicado pensar que su hijo está con otra mujer que está ejerciendo de madre. Y no es que está haciendo de madre, sino que lo está cuidado, pero en nuestra cabeza lo construimos así. Yo no tengo hijos y quiero muchísimo al hijo de mi pareja, no voy a decir “como a un hijo” porque odio esa expresión, y el sufrimiento de dejar de verlo vendría a ser como si alguien se te muere. Sería horrible. Los padres y madres que se separan no pierden nunca el derecho de ver a sus hijos, pero en nuestro caso, como no son nuestros… En cambio tú eres un allegado, como un vecino.
La presión social también es otro elemento que viene a complicar más el asunto...
Claro, la familia es cuando tienes hijos. Si los niños son de una relación de antes, pues eso no es tu familia. Te lo dice tu propia familia y te lo dicen hasta los terapéutas: debes mantenerte al margen porque ese niño tiene un padre y una madre y tú no tienes nada que decir. Y esa sensación de estar en una familia en la que no puedes proponer cosas, y sentir que no existes, es muy feo. Y si te quejas, la respuesta es siempre la misma: pues no haberte metido, porque no son tu familia.