Protagonistas

“El compromiso y cuidado con los universos que retrato en mi cine es total”

“El compromiso y cuidado con los universos que retrato en mi cine es total”

Protagonista Vinko Tomičić

17.03.2025

El cineasta chileno Vinko Tomičić presenta un tierno relato ambientado en la paz sobre la soledad, el olvido y la necesidad de sentirse amado

TAMARA HARILLO

Han pasado ocho años desde que codirigiera ‘El fumigador’. ¿Cómo ha sido su evolución como cineasta en este tiempo y qué lo llevó a desarrollar ‘El ladrón de perros’ como su primera película en solitario?

‘El fumigador’ fue hacer cine con completa libertad,  un proceso rápido desde la gestación de la idea, parece una película compleja por la cantidad de locaciones, pero la hicimos con amigos y sin nada de presupuesto en un tiempo récord. ‘El ladrón de perros’ me enseñó la resiliencia del oficio de hacer cine, a ser cineasta sin estar filmando, a observar y a conectarme con el universo del film participando activamente en él. Me enseñó que hacer cine es un oficio de largo aliento y que las frustraciones y caídas siempre vienen con un aprendizaje mayor. ‘El ladrón de perros’, al igual que ‘El fumigador’, surge de la necesidad de retratar a un personaje en conflicto con su mundo interno y rechazado  por su entorno, pero que está dispuesto a hacer una locura para reivindicar su situación.  Esas locuras son las que me fascinan.

Podríamos decir que esta es una cinta de contrastes. La crudeza del drama social frente a la ternura que desprenden los protagonistas. ¿Esta dualidad fue algo que tuvo claro desde el inicio?

Para mí la crudeza está en la soledad de los personajes, en el olvido, en el desamor y en la locura que arrastran para salir de ahí. Nunca pensé en dualidades, ni me interesa marcar contrastes. La realidad de un niño como Martín se pudo retratar desde la miseria social, pero él va al colegio, tiene un lugar donde vivir, no tiene problemas con las drogas. Su miseria está en la imposibilidad de ser amado, en su intento desesperado por sanar su pasado. Por eso el amor de este perro es tan importante. Más que una dualidad, quise trabajar un triángulo afectivo entre Martín, el Sr. Novoa y el perro.

La ciudad de La Paz es casi un personaje en sí misma, con una fuerte presencia de arte callejero y de espacios urbanos deteriorados pero llenos de color. ¿Cómo trabajó con el director de fotografía Sergio Armstrong para capturar esa esencia? 

La ciudad de La Paz es un escenario único, su cultura y esencia aún resiste a la homogeneización de las grandes ciudades, así como resisten algunos oficios como el de los lustrabotas, que en muchos países ya están obsoletos. Martín es un lustrabotas ambulante, no tiene un puesto fijo, esto quiere decir que recorre la ciudad todo el día buscando clientes. Su lugar de pertenencia es la ciudad, por eso fue tan importante retratarla como un personaje más. Trabajar esto con Sergio fue maravilloso, él lo entendió muy fácil y nos permitimos filmar con mucha libertad.

La historia de Martín se desarrolla en un contexto muy específico, pero su situación de marginalidad y supervivencia es universal. Es un retrato social con un componente de crítica muy potente. ¿Este era su propósito? ¿Siente que  estas historias más comprometidas definen su cine? 

Mi propósito era retratar el alma de los personajes, sobre todo de Martín. Esto hace inevitable tener un compromiso con la realidad del universo en que habitan los personajes, que en parte es un reflejo de lo que ocurre en su interior. No podría decirte que esto define el cine que hago, pero sí te puedo asegurar que mi compromiso y cuidado con los mundos que retrato es total. 

Rodar con animales suele ser un reto. ¿Qué tal fue la experiencia con Astor, el pastor alemán? 

En nuestro caso fue muy fácil. Le agradezco enormemente al Sargento Calamani, quien fue el entrenador y dueño de nuestro Astor. Les juro que hacía todo increíble, el perro casi no fallaba toma alguna, una locura.

El personaje de Martín es profundamente silencioso, con un rostro casi inmutable. ¿Cómo dirigió a los actores para expresar tanto con tan pocas palabras?

Ya desde el casting, Franklin Aro, quien protagoniza a Martín, me sorprendió con su mirada. Todos los jóvenes de la película son actores naturales, trabajaban como lustrabotas en su cotidiano. El trabajo de preparación duró años, pero no todo era cine. Lo importante fue crear un vínculo, conocernos, ellos me enseñaron mucho. Al momento de la película todos conocían muy bien la historia sin  haber leído nunca el guion. En un relato donde la incomunicación es el origen del conflicto, las palabras pasan a un segundo plano para transmitir lo que viven los personajes.

¿Cómo se preparó Franklin Aro para adaptar su experiencia real al personaje y trabajar con un actor como Alfredo Castro?

El proceso de formación actoral de Franklin duró alrededor de tres años, pero dos meses previos al rodaje realizamos junto a la coach de actores, Sofía Quirós, un entrenamiento intensivo, donde incluso nos fuimos a vivir a la locación principal de la película para que Franklin pudiera impregnarse de lleno con su personaje. En una decisión conjunta,  muchas cosas de la vida de Franklin fueron entrando a la película en esos meses, fue como un acto psicomágico para que pudiera enfrentar algunos miedos y así sanarlos. La generosidad de Alfredo fue fundamental para ayudar a Franklin a hacer un gran trabajo.

Málaga siempre ha sido un espacio para descubrir nuevas miradas. ¿Cómo se siente compitiendo aquí?

 

Estoy muy emocionado de poder estrenar en España y en un festival tan importante como Málaga, al cual siempre estoy siguiendo. La película estuvo nominada como Mejor Película Latinoamericana del año en la reciente edición de los Premios Forqué y fuimos la candidata a los Goya por Bolivia, entonces poder conectar con el público de España es algo que estábamos esperando con ansias. Espero que puedan disfrutar de la película y ojalá que en un futuro nos volvamos a encontrar con más cine.

 

‘El ladrón de perros’

Martín es un chico húerfano de 15 años que trabaja como lustrabotas en las calles de La Paz. A partir de rumores y de sus propios deseos, el joven comienza a creer que uno de sus mejores clientes, el solitario sastre Novoa, es su padre. Para acercarse a él, convence a su amigo Sombras para robarle su perro Astor. Novoa, desesperado, ofrece una recompensa para encontrarlo y Martín se ofrece a ayudarlo, estrechando así su relación.

LUNES 17 TEATRO CERVANTES 16.00 HORAS