Protagonista Juan Antonio Vigar
El director del certamen hace balance de la 27 edición, con cifra récord de participación de películas
ANA G. INGLÁN
El lema de esta edición era “La cultura es alegría”, un mensaje que ha repetido en cada una de sus intervenciones. ¿Ha conseguido que sea así?
La cultura define al ser humano, lo dimensiona y engrandece, porque la cultura, el conocimiento y el pensamiento nos hacen ser más libres, reflexivos y coherentes con el mundo en que vivimos. La cultura es siempre el último refugio en un mundo tan convulso, tensionado y agresivo. No se me ocurre por tanto mayor motivo de celebración y de alegría. Asimismo, la cultura es el espacio de confluencia de todas las artes creativas como también lo es el cine. Y así lo demuestran los trabajos que hemos visto en esta edición, marcados por la interdisciplinariedad, el talento y la creatividad de este sector. Un cine que, en una sociedad tan sombría como la actual, vuelve a hablar de la comedia, de la necesidad de sonreír. Y efectivamente, en esta 27 edición, nuestro festival ha conseguido ser una celebración del cine y de la alegría. No hay más que ver cómo se han llenado las salas, cómo el público ha recibido a nuestros invitados en nuestra alfombra roja, cómo la ciudad latía cada día impulsada por el amor al cine. Desde luego para mí no puede haber mejor forma de celebrar la vida.
A falta del balance final, parece que la 27 edición ha sido un cúmulo de récords, en número de películas, de proyecciones, de acreditados... ¿Cómo se traducen estos números en el objetivo de utilidad del Festival de Málaga?
Siempre digo que los números son amigos y no solo porque soy un hombre que por formación proviene de la ciencia. Los números nos muestran la realidad y nos ayudan a marcar objetivos y estrategias, incluso cuando se visten de rojo y nos hacen saltar las alarmas. Siempre nos dan una información muy valiosa. En nuestro festival los números son importantes y los analizamos constantemente en muchos sentidos para saber cuál es nuestra realidad. Y sí, en esta edición hemos marcado algunos récords. El que más se ha señalado ha sido el de las películas participantes, pero no ha sido con el objetivo de superar las del año pasado, sino que ha sido consecuencia de una realidad: el Festival de Málaga cada vez está más solicitado. Eso nos lleva a recibir cada año más películas, muchas de ellas de gran calidad, y en nuestro objetivo de utilidad, debemos mostrar el mayor número de trabajos de nuestro audiovisual, porque así nos lo exige el sector, que después recoge los frutos de este trabajo en forma de público, premios, reconocimiento, negocio, creación de empleo… Y esto nos ha llevado también a cifras muy elevadas de acreditados, por lo que logramos el objetivo de hacer visibles estos trabajos. Y como consecuencia logramos también otro objetivo fundamental, que es que el festival repercuta de forma positiva en la ciudad en forma de impacto económico directo e indirecto.
Este festival se caracteriza, entre otras cosas, por la involucración de la ciudad en él y parece que ese cariño crece año a año, ¿es así?
Sin duda. Esto es algo que resaltan y valoran todos nuestros invitados. El abrazo del público y la ciudad con el cine se vive en Málaga de una forma que no se da en ningún otro festival. Nuestras estrellas y todos y cada uno de nuestros invitados se sienten queridos, arropados y esperados cada año. Sienten el calor de Málaga en nuestras calles, en los establecimientos hoteleros y hosteleros (que tan buen trabajo hacen) y en nuestra alfombra roja. Pero más allá de este cariño, estamos trabajando intensamente para que el público viva cada año con más intensidad el cine dentro de las salas y que el acontecimiento cinematográfico iguale al acontecimiento festivo y social en ese abrazo del que hablaba. Estamos poniendo en marcha un importante proyecto de gestión de públicos en Málaga Procultura -la empresa que gestiona el festival, pero también el Teatro Cervantes, el Teatro Echegaray y el Cine Albéniz- que llamamos “360” para acercarnos más al público, conocer sus gustos y sus usos culturales y comunicarnos directamente, persona a persona, ofreciéndoles lo mejor de nuestra programación y de la manera más eficaz. Este proyecto está aún en sus primeras fases de análisis, pero muy pronto dará los primeros pasos de esta estrategia, que veremos con más claridad en la próxima edición.
¿Ha alcanzado ya el modelo de festival que se marcó a su llegada a la dirección hace 11 años?
Para nosotros los objetivos evolucionan día a día, porque trabajamos en una estrategia de mejora continua. Nunca están finalizados. Por tanto, diría que no de forma completa, porque siempre hay margen de mejora. Pero en grandes líneas podemos decir que los objetivos se van alcanzando. El gran cambio comenzó en 2017 cuando abrimos dos ejes estratégicos que han resultado ser un éxito: la apertura al cine iberoamericano, que frente a lo que algunos podían pensar, nos ha llevado a un mayor abrazo al cine español; y la creación de nuestra área de industria MAFIZ, que es ya nuestra gran seña de identidad. Este año hemos tenido en MAFIZ cerca de 2.000 inscritos de más de 60 países. Y eso solo se da en grandes festivales como Cannes o Berlín. Nuestra área de industria ha cosechado un gran prestigio en nuestro afán por acompañar al audiovisual en toda su cadena de valor, específicamente en su venta y posicionamiento internacional. Algo que requiere de un esfuerzo logístico y de producción enorme porque Málaga se ha convertido en ventana privilegiada para la llegada del cine iberoamericano a Europa.
Además, este año hemos conseguido el reconocimiento de la FIAPF como festival internacional especializado. No ha sido fácil. Esto conlleva un estándar de calidad, de procedimientos, de procesos que el comité de la FIAPF estudia con precisión. Lo hemos superado y estamos muy orgullosos.
Todo este esfuerzo logístico y de producción, este crecimiento, lleva también aparejado un aumento de los costes. ¿Le preocupa?
Para ser más exactos, yo diría que me ocupa, nos ocupa, y solo puntualmente nos preocupa. El festival trabaja continuamente en la búsqueda de recursos y de apoyos que nos permitan llevar a cabo este gran proyecto, que es y no puede ser de otra forma, un proyecto de ciudad y del sector. En este sentido tenemos el mejor apoyo, el Ayuntamiento de Málaga, del que formamos parte y sin el que no existiríamos. Y esto es algo que debemos agradecer especialmente a nuestro alcalde, Francisco de la Torre, que siempre acoge con pasión y cariño todas nuestras peticiones y propuestas, y a nuestra concejala de Cultura, Mariana Pineda, que nos entiende y ayuda. Pero también al resto de instituciones que nos apoyan, como la Junta de Andalucía y la Diputación de Málaga. Y en nuestro MAFIZ, especialmente al Ministerio de Cultura mediante el ICAA y al ICEX. Sin olvidarnos, no podía ser de otra manera, de nuestros patrocinadores oficiales y de todas las empresas e instituciones que colaboran con nosotros de una u otra manera. Gracias a todos ellos y a nuestro trabajo y al apoyo del público, ya hemos conseguido que el reparto de nuestra financiación entre la aportación del Ayuntamiento y el resto de patrocinios y fondos propios sea del 50%. En ese camino seguimos trabajando para conseguir cada vez mayores ingresos que nos permitan seguir creciendo y hacer frente al aumento de costes, que en el apartado de viajes y alojamientos ha sido muy importante. A pesar de ello, le diré que nuestro ritmo de crecimiento necesitará de mayores compromisos y recursos. Y en este sentido estoy convencido de que encontraremos la máxima sensibilidad en las instituciones y empresas que hoy nos apoyan e impulsan, así como en aquellas otras que se unan a este magnífico proyecto.
Y hablando de futuro, y ya para finalizar, ¿cuándo nos veremos el próximo año?
El 28 Festival de Málaga se celebrará del 14 al 23 de marzo de 2025. Solo te puedo avanzar que desde hoy ya estamos trabajando en esa edición. Con la misma ilusión que hemos aplicado en esta que ahora concluye y con la misma alegría y confianza en nuestro sector y nuestra ciudad.