Protagonistas

"Cada proyecto es una aventura de la que siempre estás aprendiendo"

"Cada proyecto es una aventura de la que siempre estás aprendiendo"

Entrevista

Protagonista Ana Alvargonzález

02.03.2024

La directora artística Ana Alvargonzález recibe hoy el Premio Ricardo Franco por su impecable labor en un oficio al que se entrega sin medida

TAMARA HARILLO

 

Enhorabuena por este premio que concede el Festival de Málaga junto a la Academia de Cine, Ana. ¿Cómo recibió la noticia? 

Cuando me llamaron, en un primer momento me quedé bloqueada. Tengo 61 años y estoy en activo, la palabra homenaje suena a que estás a punto de acabar tu carrera (risas). Luego me contaron quiénes más han recibido este reconocimiento y ya reaccioné. Me parece un premio muy bonito, porque homenajear a técnicos es algo que no suele hacerse, salvo en los Goya. Estoy muy contenta, la verdad.

Hablando de técnicos, la dirección de arte puede ser de los oficios del cine con más sello autoral. ¿Usted se siente más técnica, más artesana o más autora?

Yo me siento un poco de todo. Tienes que tener una parte técnica clarísima, pero también debería gustarte la artesanía y las crafts, estar al día con las disciplinas artísticas y cada decorado es una pequeña obra, así que también tenemos ese punto de autor. Lo bonito de este trabajo es que es muy variopinto, muy especial, con miles de vertientes y posibilidades. Es lo que más me gusta de él.

Pero quizá también sea uno de los menos comprendidos, de los que menos se sabe. ¿Cree que el público conoce realmente qué se hace desde la dirección artística? 

Es complicado porque en España ni siquiera sabemos denominarnos. No sabemos si somos diseñadores de producción, diseñadores de decorados o directores artísticos. No tenemos un nombre que nos englobe. Aquí somos bastante peculiares, trabajamos al margen del sistema más internacional hasta hace poco. Aunque hay un pequeño rifirrafe con los directores de producción, porque se parece bastante el título, nosotros asumimos y defendemos el presupuesto, así que acabamos siendo diseñadores de producción, mal que nos pese. Así que, si ni nosotros mismos sabemos hasta dónde abarca nuestra profesión, imagina de puertas para fuera. El público más o menos sabe que hacemos los decorados, pero qué es lo que implica, cuánto estamos metidos en el fregado y nuestro trabajo final es muy difícil. Cada vez asumimos más cosas. Pero esto también es emocionante, cada vez que empiezas un proyecto es una aventura de la que estás siempre aprendiendo.

Entonces, ¿qué habilidades debe tener un buen director de arte? 

La más importante es amar el cine. Y luego estar dispuesto a dedicarte a una vida de circo, sin horarios ni disponibilidad para otra cosa que no sean los rodajes. Si eres una persona que no soporta los cambios, este trabajo te resultaría muy complicado.

¿Y cómo llegó a esta industria? Siempre tuvo claro que quería dedicarse a esto?

Mi entrada en el cine es un pequeño milagro maravilloso. Cuando estudiaba BUP, quería hacer Bellas Artes y, en esa época, para entrar, había una serie de pruebas, con carboncillo, óleo, que me estuve preparando. En mi familia hay arquitectos y pintores, y siempre he estado muy influenciada por ellos. Resulta que el año que me tocaba, quitaron el examen de acceso y pusieron nota de corte en la selectividad. Yo aprobaba, pero no era una estudiante brillante. Entonces puse tres opciones al echar la solicitud en la universidad: primero Bellas Artes, luego Arquitectura y en tercer lugar, como el cine me encantaba desde pequeña porque mis padres me llevaban mucho, puse Imagen y Sonido. Y en esa entré. Ya después estuve haciendo meritoriajes en una empresa de publicidad y pude aprender de todos los oficios del cine. Uno de los veranos les pedí si podían meterme en un rodaje de la productora de Elías Querejeta como meritoria, hablaron con ellos y me cogieron. Así conocí a Gerardo Vera, que fue mi gran maestro en este mundo. 

¿Y alguna vez ha pensado cómo habría sido su vida si hubiera entrado en Bellas Artes? 

Nunca me lo he preguntado. Soy muy de tirar para adelante, así que no tengo ni idea. Yo me dejo llevar por la vida, soy poco planificadora en este sentido. Me encanta el mar y navegar, así que a surfear lo que venga. De hecho, tuve una pequeña crisis después de una película y decidí dejar el cine para estudiar Arquitectura de Interiores en Madrid. Estuve retirada un par de años, al margen de esta industria. Pero Gerardo [Vera] me llamó para su primera película, ‘La otra historia de Rosendo Juárez’, y la tentación era mucha. Así que volví, este trabajo es demasiado adictivo. Espero algún día acabar la carrera.

¿Qué pasó para que decidiera tomarse un descanso, se puede contar?

Salía de ‘La noche oscura’, que es un peliculón de Carlos Saura, pero estuvimos seis meses metidos en un plató, con un control muy férreo y sentí que necesitaba respirar. Como te digo, para mí la vida es surfear y me dije: “venga va, ve a buscar otra ola diferente”. Y eso hice. 

¿Desde entonces no ha sentido la necesidad de renunciar nunca más?

Alguna vez, no nos engañemos. Por eso suelo compaginar el cine con otras cosas. No es que tenga una baraja de proyectos increíble, pero sí me gusta seleccionarlos. Y cuando fui madre, decidí trabajar más en publicidad, que me daba más margen hasta que mi hija fuera más mayor. Mira, este sí que fue un renuncio. Fui madre tardía, pero muy disfrutona. Pero he podido continuar con la carrera en el cine, me volvieron a acoger muy bien.

Tiene un Goya, ha trabajado con los más grandes de nuestro cine (Villaronga, Aranda, Amenábar), con internacionales como Ken Loach y en superproducciones como ‘Juego de Tronos’. ¿Puede quedarse con uno solo o todos los proyectos son insacrificables?

Igual borraría uno o dos, pero esos no te los voy a decir (risas). Pero para proyectos maravillosos, los de Agustí. ‘Pa negre’ fue un trabajo de equipo increíble, se mascaba algo grande. Lo dimos todo. ‘¡García!’, con Eugenio Mira, también lo he disfrutado muchísimo. La última peli de Rodrigo Cortés, ‘Escape’, apunta unas maneras buenísimas y estoy muy orgullosa de ella. En mi trayectoria hay muchos bombones. A propósito de este premio, me puse a contar y me salen 55 películas. ¡Madre mía! Ni me lo creo.

¿Y cambia mucho trabajar entre unas y otras industrias?

Las grandes superproducciones cuentan con equipos gigantes que nosotros no solemos tener. Pero en los proyectos extranjeros está todo tan establecido, tan compartimentado, que no sabría decirte con cuál me quedaría, porque pierdes mucha libertad y toque artístico. Yo soy más disparate, me gusta estar en todas partes, y aquí podemos y nos dejan hacer más. Tenemos más suerte para eso. 

Después de esta extensa trayectoria,  ¿cómo mantiene la inspiración y las ganas en su trabajo? 

Yo me siento muy afortunada de trabajar en el cine, no creo que hubiera otra tarea que me gustara más. Me horroriza la idea de la cotidianeidad, el hacer todos los días lo mismo. Habría sido muy desgraciada en un trabajo rutinario, de oficina. Esto es una aventura continua con retos diferentes a cada paso. No entiendo mi vida sin el cine.